En ese tiempo, una de las particularidades más sorprendentes de la naturaleza humana que se reveló fue la sumisión. hubo episodios en que se formaron enormes colas en las inmediaciones del lugar de la ejecución y eran las propias víctimas las que regulaban el movimiento de las colas. Se dieron casos en que algunas madres previsoras, sabiendo que habría que hacer cola desde la mañana hasta bien entrada la noche en espera de la ejecución, que tendrían un día largo y caluroso por delante, se llevaban botellas de auga y pan para sus hijos. Millones de inocentes, presintiendo un arresto inminente, preparaban con antelación fardos con ropa blanca, toallas, y se despedían de sus más allegados. Millones de seres humanos vivieron en campos giantescos, no solo construídos sino también custodiados por ellos mismos.
Y no ya decenas de miles, ni siquiera decenas de millones, sino masas ingentes de hombres fueron testigos sumisos de la masacre de los inocentes. Pero no sólo fueron sumisos: cuando era preciso votaban a favor de la aniquilación en medio de un barullo de voces aprobador. Había algo insólito en aquella extrema sumisión.
Vasili Grossmann. Vida y destino. (Trad. de Marta Rebón)
3 comentários:
Es tremendo.
Y la rebelión de las masas?
Recoméndolle a lectura, Ella, pero aviso: é un tocho, cunha estrutura similar á de Guerra e paz, pero, na miña opinión, supérao.
Más adelante habla de rebelión, si, pero non de masas, senón de algunhas persoas.
Saíu non hai moito tamén a tradución portuguesa.
Lo anoto Sun Iou y lo buscaré en castellano. Además Grossmann vive en esa etapa de la historia que tanto me impresiona, contemporáneo de Stravinsky y Prokofiev. Gracias.
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